Las bibliotecas: ventanas al mundo.

viernes, 8 de marzo de 2013

POR QUÈ NO LEEMOS

Pareciera que los insólitos viajes que brindan las letras en los libros no están hechos para nosotros los mexicanos, y no porque estos textos estén excluidos del país, sino porque simplemente en México no tenemos el hábito de la lectura. Diversos estudios han tratado de explicar el por qué los mexicanos no leemos; se podría mencionar que el sistema educativo en el país es obsoleto y que en la misma escuela no se exige que se lea o no se crea el hábito de la lectura. Otro motivo sería que la economía de la mayoría de las familias mexicanas no es la adecuada para invertir en la cultura, cuando lo primordial es alimentarse. Sin embargo, no se pueden dejar atrás las costumbres familiares, muchos lectores en el país comparten ese gusto porque desde pequeños sus padres les enseñaron a volar a través de las letras.

El hábito de la lectura es primordial para abrir la imaginación de las personas, no por algo Japón tiene el número uno de lectores en el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés). Si en México tuviéramos la costumbre de leer, estaríamos hablando de otra nación, se resolverían diversos problemas que siempre nos han perjudicado, como la mala ortografía y la poca variedad léxica. Además, mejoraría nuestra memoria, nuestra imaginación no tendría límites, seríamos personas más pensantes, más cultas. Pero uno de los mayores beneficios sería que nos ubicaríamos en otro lugar como nación, ya que al leer, la gente estaría enterada de lo que realmente hacen nuestros políticos, de nuestra realidad nacional, mundial, pensaríamos más antes de decidir cualquier situación.
Según la Encuesta Nacional de Lectura, las personas que leen en México sólo leen tres libros por año, pero este resultado no se puede generalizar, ya que en el país sí hay personas que tienen el hábito de la lectura, y son tan identificables que en las librerías los mismos empleados las saludan por su nombre y corren para atenderlas ¿por qué será?
Nuestro contexto histórico, por donde busquemos, no lleva implícito que tengamos la costumbre de leer. Es más, muchos de nosotros ni siquiera conocemos nuestra historia cultural, no sabemos por qué no leemos y tampoco por qué es necesario leer. Tanto le huimos a la lectura que muchas veces no podemos sumergirnos en la historia y sentirnos parte de ella, y no sólo eso, muchas veces sí realizamos una lectura, mas es sin entender lo que leemos.
El no entender lo que se lee es por la falta de análisis, de concentración y de interés de los lectores. Eso es muy común  que suceda con los alumnos de las primarias y por desgracia el magisterio lo sabe, pero ¿cómo enseñar algo cuando el mismo profesor no sabe cómo hacerlo? Ese es un problema que nos atañe desde hace mucho tiempo y el gobierno tiene conocimiento de estos limitantes; sin embargo, parece que le conviene que la gente no piense, no analice, ya que el tener ciudadanos pensantes representaría mucho peligro para nuestras autoridades.
No podemos dejar de mencionar otro problema que enfrenta el país con la falta de lectores, hay miles de personas que les gustaría poder leer, aunque sea un simple letrero: para ellos la escritura es todo un misterio que los podría transportar a lugares inimaginables. Sin embargo, no saben ni siquiera las vocales. Según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en el 2005, alrededor de 5.9 millones de personas en el país son analfabetas.
Con el paso de los años, y de los gobiernos, las cifras han variando, hay autoridades que han llegado afirmar que en México sólo unas cuantas personas no saben leer, pero la realidad, todos la sabemos, es otra. La educación en México es obligación de la autoridad y  en la misma Constitución está impresa.
La autoridad  debería pensar cómo poder implementar el hábito de la lectura en todos los sectores sociales y tener un compromiso social considerando que la educación académica es una de las bases para que las naciones puedan crecer.
Realmente no deberíamos de ser tan egoístas al limitar nuestra creatividad y nuestra imaginación a lo que sólo observamos: la mente avanza conforme uno la hace trabajar, imaginar, crecer y soñar. Por todo esto antes de ignorar un libro, mejor piénsalo.
DE: J.G.

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