Las bibliotecas: ventanas al mundo.

viernes, 14 de septiembre de 2012



Barreras Lingüísticas
El objetivo de la comunicación es transmitir mensajes o información. Y en la mayoría de los casos funciona, si bien existen innumerables factores que pueden dificultar o incluso impedir la comunicación, como, por ejemplo, los malentendidos. Un malentendido se produce cuando el receptor de un enunciado no lo entiende tal como pretende el emisor. Los malentendidos pueden producirse por culpa de las barreras lingüísticas, por distraerse al escuchar el receptor o por expresarse mal el emisor. Y a veces, todo esto concurre. Al poco tiempo de venir a España, me pasó lo siguiente con un taxista: entré en el taxi y cerré la puerta de golpe –por lo visto, con demasiada ímpetu para el chófer. Cuando me preguntó “Qué, ¿has cerrado bien la puerta?”, mis conocimientos de español no eran suficientes como para captar su tono irónico, por lo que volví a abrir la puerta para cerrarla de nuevo –esta vez con el doble de vehemencia. 2 minutos y una breve discusión más tarde me encontré de nuevo en la calle, y el taxista que, al parecer, no tuvo comprensión para mi falta de comprensión, se largó enfadado…

También es interesante la comunicación en una pareja. La convivencia y la creciente familiaridad hacen que, en algunas situaciones, los dos piensen en la misma onda y consiguen comunicar prácticamente sin palabras: bastan una mirada o un gesto para entenderse. No obstante, también existen situaciones en las que ni siquiera con palabras se entiende lo que el otro quiere decir. Con mi mujer me pasa frecuentemente con los marcadores temporales. Por supuesto que éstos se pueden expresar de forma inequívoca en castellano, pero a veces tengo la sensación que los españoles no siempre quieren expresarse de forma inequívoca. Así, a veces me pasa cuando pregunto a mi mujer “¿cuándo?”, y me contesta “ahora después”. Mi reacción casi siempre es la misma: “¿Quieres decir ‘ahora’ o ‘después’?” Algo parecido me ocurre al hacer planes para el fin de semana, ya que, en su día en las clases de español, aprendí que “este fin de semana” se refiere al “próximo fin de semana”, y “el fin de semana que viene” al fin de semana posterior, es decir al “fin de semana de después de éste”. Es por eso que mi mujer consigue desesperarme regularmente cuando me habla de “este fin de semana que viene”. A pesar de ello, siempre logramos pasar los fines de semana juntos porque, por suerte, existen las fechas, que sí son inequívocas…
Otro clásico de la vaguedad lingüística es la respuesta española de “sí, pero no”, que en alemán aun se agudiza con la palabra artificial “jein” (= “ja” + “nein”). Lo que surgió como una reacción graciosa, ya es un síntoma muy extendido de indecisión, ya que cada vez es más la gente que no quiere comprometerse sino que prefiere asegurarse una salida con “sí, pero no” o “jein”. El mejor ejemplo son   los políticos, que cada vez menos se expresan de forma vinculante, para no tener que cumplir ningún compromiso. Una y otra vez aplican trucos retóricos buenos con los que fomentar los malentendidos para luego, en caso de duda, poder poner la excusa recurrente de “Nunca he afirmado tal cosa.” Parece que el juego del “teléfono roto/descompuesta/estropeado” no solo goza de popularidad entre los niños…

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