La mayoría de los problemas que se generan en clases surge por falta de motivación, tanto de los educadores como de los estudiantes, quienes carecen de compromiso con su propio aprendizaje.
Algunos sistemas educativos están basados en notas altas, dejando por un lado la importancia del aprendizaje.
Encontramos educadores que no se sienten realizados con lo que hacen, dejando a los alumnos solos y perdidos. Si no es afuera en el mundo, ni en casa, tampoco en la escuela, ¿en dónde, entonces, se pueden desarrollar apoyados y seguros? Es confuso, piensan que "a nadie le importa".
Hoy en día, no se motiva a la individualidad, a la búsqueda, a la emoción de experimentar, de crear, de sentir por sí mismos... sólo a obedecer, a obtener un puntaje alto y competitivo.
Por lo tanto, surgen roces, diferencias y separaciones cada vez más grandes entre alumnos y maestros, generando tensión. A su vez, el maestro puede perder autoridad, sintiéndose perdido y desmotivado, convirtiéndose en un líder inadecuado. Todo esto da paso a una dinámica donde el alumno le falta el respeto al educador y éste responde utilizando armas autoritarias inefectivas; se va abriendo una brecha entre ellos.
Cuando
llega la adolescencia se produce un cambio en la relación con nuestros hijos.
Empezamos a notar una transformación en su carácter y su comportamiento cada
vez es más rebelde. Nos cuestionan todo lo que decimos, disminuyen la
comunicación con nosotros, nos dan contestaciones cortantes y nos responden con
monosílabos. ¿Qué podemos hacer los padres para disminuir los comportamientos
rebeldes?
1. ¿Qué es la rebeldía?
2. El comportamiento rebelde de los adolescentes
3. ¿Qué pueden hacer los padres?
2. El comportamiento rebelde de los adolescentes
3. ¿Qué pueden hacer los padres?
1. ¿Qué es la rebeldía?
La rebeldía es una característica propia de los adolescentes que se pone de manifiesto en sus actitudes de diferentes maneras; protestando constantemente, oponiéndose a las normas o a lo establecido, desobedeciendo por sistema y enfrentándose con frecuencia a los padres, tutores y profesores.
2. El
comportamiento rebelde de los adolescentes
Rebeldía. Rechaza las normas y suele perder el control de sus emociones.
El
comportamiento rebelde de los adolescentes es la consecuencia de la búsqueda de
independencia. Necesitan distanciarse de la relación de dependencia y
protección que han tenido con sus padres para adentrarse en el mundo adulto y
encontrar su identidad personal.
Lograrlo
es un proceso que presenta muchas dificultades y su principal problema son los
padres y su propio carácter. En cuanto a sus padres se producen discusiones
continuas y desacuerdos con ellos. Se siente frustrado e insatisfecho por como
les tratan y le exaspera el comportamiento que tienen hacia él.
El
adolescente intenta que sus padres cambien de actitud hacia él, se está
haciendo mayor y necesita más libertad. La mayoría de las discusiones surgen en
torno a los nuevos privilegios que él desea adquirir como ampliar el horario de
salida, libertad en la elección de la ropa y del peinado, una moto o las llaves
del coche, etc.
Con
respecto a su carácter se encuentra bastante desorientado por los cambios que
está sufriendo. Además de los fisiológicos, también se producen cambios en su
forma de pensar y de sentir, experimenta sensaciones nuevas y formas de ver las
cosas diferentes. Todo es nuevo y desconcertante para él.
Como
consecuencia de estos cambios, es frecuente que pierda el control sobre sus
emociones y no sepa como reaccionar ante situaciones que no entiende ni puede
controlar. Se revela ante todo lo que considera injusto. Rechaza reglas y
normas que él no considera lógicas o le parecen absurdas, ya sean sociales o
familiares, y se niega a cumplirlas.
Está
elaborando su propio criterio ante todo lo que le rodea, necesita tiempo y
paciencia para tener autodominio y abandonar su actitud rebelde.
3. ¿Qué
pueden hacer los padres?
La adolescencia es una etapa en la que las relaciones con los hijos se hacen más complejas. Veamos a continuación una serie de sugerencias que pueden ayudarnos en este periodo tan difícil a tener una mejor relación con nuestros hijos y evitar, en la medida de lo posible, ese comportamiento rebelde:
- Ser
críticos sólo en lo esencial. No podemos juzgar ni criticar aquellos aspectos
de nuestro hijo que no sean realmente importantes. Es mejor no reprenderle en
cuanto su modo de vestir, de hablar, el tipo de música que escucha o su forma
de peinarse. No son temas esenciales en su educación, pero para él son de gran
importancia porque es una forma de identificarse con su grupo de amigos.
Debemos
corregirlos en temas realmente importantes como el respeto a los demás, la
violencia, el alcohol, cumplir con sus responsabilidades, etc. Si le corregimos
o criticamos todos los aspectos en los que no estamos de acuerdo con él, sólo
lograríamos estar en continua discusión y no nos escucharía en cuestiones
fundamentales.
- No
cuestionarse su estado de ánimo. El adolescente está experimentando emociones y
sentimientos nuevos. Es fácil que pase de un estado eufórico a otro depresivo o
malhumorado. Estas variedades de su estado de ánimo son comunes, lo mejor es no
darle excesiva importancia. También es frecuente observar en él comportamientos
perezosos o de absoluta desgana en todo lo que realiza. Para corregir esta
conducta lo más adecuado será hacerlo a través del ejemplo y con el refuerzo de
sus comportamientos positivos.
-
Darles responsabilidades. Los padres tienen que dejar de estar siempre encima
de su hijo, tienen que asumir que ha crecido y empezar a tratarle de diferente
manera a como lo hacía en la infancia. Es más aconsejable dar responsabilidades
y luego pedirles cuentas, que tenerlos sobreprotegidos y no permitirles que se
relacionen socialmente.
-
Intentar mantener una buena comunicación. Desde la infancia los padres han de
tener con sus hijos una relación basada en la confianza y el respeto. Debemos
procurar tener conversaciones y momentos divertidos con nuestros hijos, buscar
ocasiones para hacer actividades con ellos y disfrutar del tiempo que pasamos
juntos. De esta forma, cuando llegue la adolescencia, será más fácil
entendernos con ellos y se podrán evitar muchos comportamientos rebeldes tan
característicos del adolescente, que a veces son consecuencia de una falta de
entendimiento con los padres.
-
Escuchar con atención. Siempre debemos escucharles con atención, esperando a
que finalice para intervenir y no ridiculizar ni menospreciar lo que dice.
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