Un discurso es una reflexión. El
Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia nos ayuda a entender que
un discurso es la facultad de usar la mente (el razonamiento) para reflexionar
o analizar los antecedentes, principios, indicios o señales de cualquier asunto
con el fin de entenderlo. Por lo tanto, cuando reflexionas, estás discursando,
es decir, aplicando tu inteligencia, para entender un tema y hasta para ser
capaz de explicarlo inteligentemente a otras personas. Es una tarea que
realizas en el interior de tu mente, una línea de razonamiento que sigues al
deducir los asuntos.
Ahora bien, cuando expones los
resultados de esas reflexiones, ya sea ante una o varias personas para
proveerles la información o para que te ayuden a reflexionar aún más profundamente,
decimos que estás presentando un discurso público o delante de ellas, lo que
significa que los que te escuchan usan su inteligencia para entender lo que
dices. Ese es el sentido principal que le damos en Oratorianet.com para
diferenciarla claramente de la conferencia.
Por lo tanto, un discurso es una línea
de razonamiento que te ayuda a discernir o entender un asunto, así como para
explicarlo a otros. Cuando lo haces delante de otros se llama discurso público,
para lo cual le añades un comienzo que despierta el interés en lo que dirás, y
una conclusión que mueva a actuar.
Lamentablemente, aunque la historia
está tachonada de discursantes y discursos, algunos que pudieran parecer
notables desde un punto de vista meramente intelectual, hoy suele comentarse
que la sociedad en casi todas partes parece haber entrado en crisis. No falta
quien saque a relucir el asunto del liderazgo eficaz, ya sea promocionándose y
erigiéndose personalmente en un líder, o llamando atención a la necesidad de
proponer a alguien, quien a su vez nuevamente se valdrá del discurso para
captar adeptos.
No obstante, el discurso no debería ser
necesariamente una herramienta asociada con el poder. También la utilizan los
maestros para impartir instrucción, incluidos los que capacitan al personal de
las empresas. De hecho, si todos los padres de familia se valieran de los
principios que rigen el arte de preparar y presentar discursos, lo cual implica
familiarizarse con ciertos principios de motivación y relaciones humanas,
seguramente lograrían mejores resultados al comunicar sus enseñanzas a sus
hijos.
También se valen del discurso los
vendedores, las secretarias, los médicos, abogados, ingenieros, científicos,
periodistas y demás profesionales y técnicos que sirven a la comunidad de
muchas otras maneras en toda clase de puestos de responsabilidad, que no
necesariamente van tras el poder político, religioso o comercial. En otras
palabras, el discurso bien empleado es en sí mismo una herramienta eficaz de
comunicación, y el que algunos lo hayan utilizado exclusivamente con el
objetivo de manipular, acumular poder o dominar a otros denota lo peligroso que
puede resultar en manos de gente inescrupulosa, inmodesta o carente de
humildad.
BIBLIOGRAFIA.
BARONE LUIS ROBERTO, RODRIGUEZ CARLOS EDUARDO (1999) “Enciclopedia
estudiantil de la gramática y la lengua” Ed. Rezza, León Gto. Méx.
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