La comunicación y la cultura demanda
una definición disciplinaria de la Comunicación Educativa como un espacio
problemático para el análisis de las representaciones sociales. Pero el modo de
pensar esta complejidad ha sido más bien limitada ante el constreñimiento
dominante de la mirada informacionista característica del modelo cienficista de
investigación de la comunicación y de concepción del conocimiento (Sierra:
2005).
La comunicación educativa ha tomado
fuerza desde la década de los ‘60, debido a su identificación como un campo de
estudio interdisciplinario que aporta nuevos conocimientos para la explicación
de los procesos educativos, superando el esquema clásico al incluir factores
socioculturales del contexto en el que se desarrollan dichos procesos educativo-comunicacionales.
El concepto actual de comunicación
educativa atribuye al emisor importancia como sujeto de su propia actividad
(autoevaluación) y como evaluador de los perceptores (ILCE). Así mismo,
reconoce el papel del perceptor como sujeto activo, reflexivo y crítico, que
también evalúa su propia actividad y posee la capacidad de evaluar al emisor.
La correlación comunicación-educación,
en el marco de los procesos que se describen, hace necesario repensar los
diversos elementos implicados así como la relación entre cada uno de ellos, de
acuerdo con cada situación educativa. Se pueden distinguir diversas acciones
insertas en el terreno de la comunicación educativa: la investigación, el
diseño, la sistematización, aplicación y evaluación de los factores
intervinientes en los procesos de comunicación involucrados en la enseñanza y
el aprendizaje, dentro de los sistemas de educación formal y no formal.
Pese a que no existe un acuerdo entre
los teóricos para dar una definición consensuada de comunicación educativa, en
el ILCE y en particular al interior de la UIME, se entiende a la comunicación
educativa como un campo del conocimiento en vías de conformación que, desde los
aportes de la teoría de la comunicación y bajo un enfoque interdisciplinario,
ayuda a explicar los procesos educativos para, con base en sus principios y
procedimientos, proponer opciones que coadyuven a dar solución a las
problemáticas educativas y a mejorar dichos procesos en los ámbitos: educativo,
comunitario y tecnológico. Para que se dé la comunicación educativa, es
necesaria la interacción entre los participantes, que posibilite el intercambio
de significados.
Para algunos autores como Sarramona
(1988) y Gutiérrez (1974) educar es comunicar y comunicar significa dialogar lo
que da lugar a una forma particular de relacionarse, de establecer un
intercambio que genera reflexión, crítica y construcción de significados
compartidos, a través de una negociación constante entre los participantes.
Implica horizontalidad e interacción.
Sobre la comunicación educativa,
diremos que la UNESCO dio a conocer este término en 1972, a partir del estudio
de Edgar Faure (1972) en el que señala el cambio cultural generado por los
medios de comunicación colectiva y los sistemas de información en la
modernización de la enseñanza. En este sentido el organismo internacional
depositó en la comunicación educativa la posibilidad de transformación cultural
y recomendó la educación con, a través de y para los medios. La comunicación
educativa se convierte entonces en un campo cultural estratégico, que demanda
un cambio en la percepción tradicional de la enseñanza, al tomar en cuenta en
sus contenidos curriculares, la cada vez mayor cantidad de mensajes, técnicas y
tecnologías de la información como espacios de mediación pedagógica y cultural.
Kan Kalix, autor que corresponde con la
pedagogía marxista, define a la comunicación pedagógica como un tipo especial
de comunicación profesional -la del profesor con sus alumnos, tanto en el aula
como fuera de ella- que tiene lugar en el proceso de enseñanza y educación y
posee determinadas funciones pedagógicas. (Ojalvo: 1994: 2).
Leontiev, la define como la
comunicación del maestro con los escolares en el proceso de enseñanza, que crea
las mejores condiciones para desarrollar la motivación del alumno y el carácter
creador de la actividad docente, para formar correctamente la personalidad del
alumno (Ojalvo: 1994: 3).
Landivar define la comunicación
educativa como el área donde ocurren precisamente los procesos de interacción
propios de toda la relación humana, en donde se trasmiten y recrean todos los
significados (Ojalvo: 1994: 7).
La comunicación constituye un proceso
determinante para el desarrollo de la subjetividad humana, que expresa la
interacción entre los sujetos de la actividad y permite la apropiación
sociohistórica de todo el desarrollo de la humanidad por cada uno de los seres
humanos.
La comunicación pedagógica, como forma
especial de comunicación que ocurre en el proceso docente entre el profesor y
los alumnos, resulta vital para la educación de los sujetos en dicho proceso.
El proceso de interacción comunicativa
en el proceso pedagógica presenta una serie de características que afectan su
influencia adecuada en la educación como:
Estilo de dirección autoritario y
verticalizado, comunicación pedagógica autoritaria, centrada en la información
y escasa facilitación de la interacción y comunicación grupal (1989: 75).
“Todos conocemos este tipo de educación vertical y autoritaria. O paternalista
(el paternalismo es tan sólo una forma más edulcorada del autoritarismo). Todos
lo hemos padecido. Es el que predomina en el sistema educativo formal: en la
escuela primaria y secundaria, en la universidad” (Kaplún, 1998: 22).
Como sugerencia fundamental para el
mejoramiento de la interacción comunicativa pedagógica, se hace necesaria su
democratización a través de estilos de dirección y comunicación más abiertos,
flexibles y participativos, que permitan mayor autonomía y responsabilidad
personal de los sujetos que intervienen.
En el proceso pedagógico se distinguen
variados estilos de comunicación educativa que no siempre se corresponden con
la educación de concepción participativa y democrática. Entre estos estilos,
los fundamentales pueden resumirse como los estilos democrático, permisivo y
autoritario. Pero se mencionan estilos como los llamados consultivo,
participativo, benevolente, explotador, directivo, colegiado, pasivo colegiado,
liberal, entre otros.
El modelo de interlocución conduce a un
modelo de educación que se centra en la persona y, como sostiene Kaplún (1998),
“pone énfasis en el proceso”. El principal inspirador de este modelo de
comunicación pedagógico es Paulo Freire y lo denomina “educación liberadora o
transformadora”.
“En este sentido, la educación
liberadora, problematizadora, ya no puede ser el acto de depositar, de narrar,
de transferir o de transmitir ‘conocimientos’ y valores a los educandos, meros
pacientes, como lo hace la educación bancaria, sino ser un acto cognoscente”
(Freire: 1987: 85).
La comunicación educativa: Es un
proceso de interacción entre profesores, estudiantes y estos entre sí y de la
escuela con la comunidad, que tiene como finalidad crear un clima psicológico
favorable, para optimizar el intercambio y recreación de significados que
contribuyan al desarrollo de la personalidad de los participantes dice Ojalvo
(2000: 3-7).
Las concepciones de lo que es educación
y de otros procesos inmersos en ella, como es el proceso de comunicación. La
comunicación en la enseñanza es un factor de evidente importancia para lograr
cualquier tipo de objetivo educativo. Por ello, resulta de particular
importancia conocer la comunicación, ya que se puede considerar que el
"proceso de enseñanza-aprendizaje es, en muchos de sus aspectos, una forma
especial del proceso de comunicación, que se efectúa entre el profesor y el
alumno" (Escudero, 1980:9).
Cuando se habla de transformación de la
educación, implica hablar sobre todo de un nuevo rol de maestro, el de
"facilitador", que comprende una serie de tareas como el uso de la
comunicación, instrumento importante de los procesos de aplicación pedagógica.
El proceso educativo con nuevas
características, trae consigo una forma diferente de comunicación y que va más
allá de una transmisión de información, formando parte de un proceso de
interacción e intercambio entre docente y los estudiantes.
La comunicación entre los estudiantes y
docente se enmarca en una comunicación de carácter interpersonal; al no ser el
maestro el protagonista más importante del proceso educativo, la comunicación
tiende a ser más específica y se da mayormente entre dos personas (en este caso
entre el estudiante y el docente).
En este marco, se observa que el
docente se convierta en un mediador pedagógico en el momento en que su trabajo
no es mecánico, sino que se interesa porque los estudiantes asimilen nuevos
conocimientos y está pendiente de las debilidades, fortalezas y necesidades de
los alumnos en el proceso educativo. Es por esta razón que mejorar el proceso
de educación ligado al de comunicación; propone revisar la capacitación de los
maestros.
De ahí la importancia de la
comunicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el que interviene la
semiótica, con todas las disciplinas que forman su corpus teórico; así tenemos
las partes principales del discurso, el diálogo, la comunicación verbal y la
comunicación no verbal.
En cuanto al diálogo, se considera que
es un acto creador. En este sentido Freyre dijo en alguna ocasión sólo el
diálogo, que implica el pensar crítico, es capaz de generarlo. Sin el no hay
comunicación y sin esta, no hay verdadera educación. Otra característica del
diálogo es que comienza con la buena escucha, que por cierto esta es una parte
débil en la enseñanza, debido a que se da en diferentes niveles porque los
alumnos escuchan de manera diferente, esto quiere decir, con un nivel crítico,
otros desde el análisis mientras que otros sólo están en su papel de estudiante
bancario, como también dijera Freyre.
La comunicación educativa y el
aprendizaje son la columna vertebral, de la “construcción humana”.
Semánticamente, el concepto no está bien precisado, la idea predominante proviene
de la teoría comunicativa de comienzos del siglo pasado.
Según Óscar Quezada (1996: 179), la
comunicación educativa es interacción. En este sentido, reiteramos, es
necesario que todo discurso pedagógico, por su naturaleza vital, deba basarse
en la pragmática y semántica. Ambos son componentes de la semiótica.
Como se sabe, en la comunicación
educativa se utiliza un lenguaje determinado y estructurado que ofrece
condiciones que lo diferencian de otros discursos.
Estas condiciones son de carácter
motivador, persuasivo, estructurante, adaptativa, consistente, generalizadora,
facilitadora y de inteligibilidad. Los elementos que caracterizan al discurso
pedagógico y que son indicados por José Luis Castillejo (1986) quien indica que
son parte de la competencia profesional de los actantes que participan en el
proceso educativo. Es decir, su empleo es habitual al destinador – profesor.
Asimismo, el contenido del mensaje estructurado en función de aquellos
elementos, es aceptado por el destinatario – alumno, a su vez, éste se
actualiza en la práctica social que tiene vigencia en una situación espacio
temporal.
La problemática de la comunicación es
abordada a partir de conceptualizaciones elaboradas por el lingüista, filósofo
y crítico literario ruso, Mijail Bajtín (1982). Cabe señalar que dentro de la
educación en ciencias, se utilizan las propuestas bajtinianas que plantean: el
principio de dialogía, la noción de voz, la idea de polisemia y la
caracterización de géneros discursivos.
Bajtín (1982: 248) amplía la definición
cotidiana de diálogo, diciendo que comprende no sólo la comunicación cara a
cara, entre dos o más personas, sino también toda comunicación discursiva, del
tipo que sea (por ejemplo, cualquier texto escrito constituye, según este
criterio, un elemento de la comunicación discursiva y es, por ello, dialógico).
Al seguir a Leander y Brown, (1999: 93)
en su definición del principio de dialogía, se puede decir que las prácticas
discursivas que se realizan se configuran a través de la interacción constante
con los otros. Una afirmación individual responde a pasadas intervenciones de
los otros y también anticipa futuras intervenciones, insertándose de esa forma
en la cadena de la comunicación. Situación que se registra a diario en el aula.
Bajtín afirma además, la comunicación
discursiva jamás puede ser comprendida y explicada fuera de su vínculo con una
situación concreta, esto es, con su contexto de enunciación.
La psicología social desde la
concepción vygotskiana biológico-natural otorga un papel central al discurso y
a la comunicación en la construcción del conocimiento científico y asume el
carácter sociocultural de este proceso de construcción (Vygotsky, 1984: 105).
Sin embargo, se sabe que el aprendizaje
no se da por medio de copia o memorización de determinados contenido, por el
contrario se da, a través de experiencias del individuo. El aprendizaje es el
proceso por el cual el comportamiento se modifica producto de la experiencia,
no se restringe a la asimilación de contenidos o técnicas, sino también por
sentimientos y emociones (Matheus, Moreira, Ohl y Castro: 1996: 34).
Cabe agregar que para que la
comunicación educativa sea eficaz, esta ha de reunir ciertas características,
tales como:
• Postura abierta en el emisor y en el
receptor para lograr un clima de mutuo entendimiento.
• Bidireccionalidad del proceso, para
que el flujo de los mensajes pueda circular en ambos sentidos, si bien
mayoritariamente lo haga de educador a educando.
• Interacción en el proceso, que
suponga la posibilidad de modificación de los mensajes e intenciones según la
dinámica establecida.
• Moralidad en la tarea, para rechazar
tentaciones de manipulación.
Claro no puede haber educación sin comunicación, sea de cualquier indóle. saludos.
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